Así de fuerte… ese pueblo que ha sufrido el descuartizamiento de la actualidad y la posmodernidad. Una ciudad pequeña que podría haber sido una aldea de Teillier junto a las montañas de la precordillera y el Cajón del Maipo, las asoleadas y puras tardes de aire, sus casas de reja y jardín, allí llegué a vivir por causas del destino hace 12 años, hasta una victoria con 2 caballos blancos habia en la plaza.
… Una ciudad de 100 mil habitantes es todavía humano, pero los gobiernos, el sistema salvaje fue a depositar a los campos de Puente Alto a miles de allegados, extrema miseria, los pobres del sistema, y en pocos años se desborda a casi 500 mil almas metropolitanas. Las calles están llenas, autos colectivos que humean gente pobre recién llegada de poblados o campamentos obreros, empleados que repletan los negocios, las carnes Darc y Sta. Ana con sus equipos guachacas en las puertas, la Chilenita, el Monserrat, casas de disco y los viejos restaurantes Savoy, La Casona. Donde hubo 2 o 3 quintas de recreo, hoy lucen La Polar, Guendelman, Michaely. En la plaza circulan los punk y trascher, flaites, con risotadas y equipos negros ¡pulento bacán! ¡lo molesto con una moneda papito! Terribles de pulentos, dónde la viste allato, acato, los flaites reconchas ya al tope de gente. Como si en una casa Serviu de 40 mts. metieran 20 personas viviendo juntas y todos se tiran peos, escupen, vomitan con su celular pegado a la oreja que tanto gusta a los arribistas pobres, a los pobres idiotizados, a los pobres bacanizados que miran los mall y sacan tele y sacan microonda los culiados. Vivo en esa mierda, corro esas calles con sus gritos evangélicos míseros, a un lado están conectados los charros de Jehová, aúllan a Dios a sus parlantes negros y, más allá la UDI ofrece regalos para el Cambio mientras los mendigos zamarrean pidiendo moneas, todo está lleno, el Banco del Estado colas enormes y el Banco de Chile, del Desarrollo, todo lleno. Y la inocente Papelera, del grupo Matte-Larraín donde entran y salen enormes camiones por las calles laterales, el humo que cubre las noches de la Papelera iluminada. O de la Volcanita. Por encima vuelan las nubes y las grandes montañas parecen que fueran a salir disparadas por el cielo, yo también vivo al lado de nuevos ricos, tipos de la papelera, patanes de nuevo cuño, groseros ex pinochetistas, pero con 2 y hasta 3 autos que ponen sus equipos a todo volumen cuando se les ocurre, pschh estoy en mi casa hago lo que quiero, los nuevos ricos arreglan sus frontis conversan de fútbol, de tele, de autos que chillan sus alarmas inhalámbricas. Son la nueva clase del sistema. … Estoy hablando como un conservador que añora a la gente antigua, que decía provecho cuando entraba a un restaurante donde había alguien almorzando, gente que se saludaba, la amistad comunal dicen ellos: podíamos salir en la noche, en Puente Alto todos nos conocíamos, y todavía están allí y ven perplejos su ciudad hecha mierda. El ex-Puente Alto bebe en La Rueda, el Rancho Chileno, chicha cruda y cocida, el Rancho, donde iba hace muchos años con mis amigos cuando yo mismo vivía en los campos de la Pintana junto a los cuequeros y jugadores de rayuela que todavía existen en la calle Eyzaguirre, en cuyas puertas están parados, sentados, tirados los más grandes destacamentos de alcohólicos unidos que se haya visto, salen de mañanita y se paran allí durante años, se juntan para beber y beben día y día, son unos espectros que después quedan despedazados allí con sus locuras. Y en la esquina de Eyzaguirre las corneteras que se paran, de las poblaciones, o cogoteras que asaltan a los curados de los restaurantes viejos y destripados. Unos metros más allá se produce el milagro, se levantan los grandes templos del consumo Lider, Home Depot, Plazuela Independencia llena de tiendas y cines Hoyts tipo Miami, es Miami, es norteamerica puesta allí por las megacorporaciones porque Puente Alto lo necesita porque ya no es una aldea pre-cordillerana, es una gran ciudad de la pobreza con medio millón de chilenitos que va dejando sus billetitos día a día porque les gusta lo moderno y lo bonito. La gente que el sistema tiene agarrados del alma, que antes se les decía sin conciencia de clase o enajenados y que a la fecha son la inmensa mayoría.
… ¿Es vida esa? ¿Es vida ir en una micro llena por 1 o 2 horas para recorrer paradero por paradero oyendo conversaciones de mierda? Ay que me compré esto, o voy a sacar este aparato que tiene incorporado este otro aditivo que vi en la tele, y hablando fuerte, desenfundando el celular con el Johoannatan y la Jakcye, y el Byron y el Matías… oche cachai. Los nuevos chilenos … vivir aquí es una temporada en el infierno posmoderno, de estos países patio trasero de las producciones yankys, japonesas, chinas, coreanas. Es la ley de la selva porque de pronto uno baja del bus y llega, pero cae encima de un muerto que hay botado en el suelo por una pelea, mataron a un punk, mataron al viejo que vende sopaipillas, mataron a un neoprenero papito, mamita, la pulenta. … Pero acaso no es un privilegio vivir la destitución de las ciudades contemporáneas pasadas por la carnicería militar-empresarial, la llegada del sistema capitalista salvaje con sus catedrales del consumo y su aparataje y clientela.
… Palacios que arman en un 2 por 3 tirando los tabiques de volcanita y de cemento ladrillo hueco que pesan 10 toneladas, sólo hay que botar un parque de pinos grandes, raspar la tierra y proceder.
… Sí, es un privilegio estar viviendo este período, vivir en Puente Alto superpoblada, hedionda, maníaca, junto a la ropa usada que lanza su profundo olor, ciudad enferma al máximo. Y recordar la canción Venceremos y El pueblo unido jamás será vencido y mirar a los mendigos y macheteros y vendedores de micro por encargo de Importadora Iberoamericana… y las corneteras, los punks, trascher, skin, mis vecinos lumpen, esa masa de ordinarios y grotescos que rueda y rueda, pero mirarlos a los ojos al fondo de los ojos y decirse uno mismo:
… ¡Ama al prójimo como a ti mismo!